Los océanos son grandes extensiones de agua salada que cubren una gran parte de la superficie de la Tierra. En ellos habitan múltiples ecosistemas marinos que son esenciales para que exista un equilibrio ecológico, ya que sirven de sustento a otras muchas especies. Sin embargo, desde el punto de vista mítico, muchas culturas los han llegado a considerar todo un enigma, lleno de deidades que los personifican o que, al menos, representan su poder creador.
Para algunas civilizaciones, sus aguas se extienden hasta el infinito y, para otras, el océano se curvea hacia arriba, dando origen a la bóveda celeste. Además, a cada una de esas deidades se le han atribuido características distintas, que, a menudo, indican los intereses y las inquietudes de cada cultura.
No es difícil pensar en algunos de esos dioses para encontrar ejemplos conocidos. Dentro de la mitología griega, sin ir más lejos, se puede encontrar al titán Océano, hijo de Urano y Gea y personificación de todos estos cuerpos de agua salada; es esposo de Tetis, titánide que personifica las aguas del mundo y, juntos, tendrían a las Oceánides (ninfas del mar), y los Oceánidas (dioses de los ríos). Sin embargo, también se puede destacar a Poseidón, dios olímpico del mar, aunque y también considerado dios de los caballos, creador de tormentas, tempestades e inundaciones y portador de terremotos y destrucción; es hijo de Cronos y Rea, así como hermano de Zeus, Hera y Hades. Además, fue una figura clave en las batallas por el control del universo entre los Titanes, los Gigantes y ellos mismos, así como tuvo un gran protagonismo en la guerra de Troya, en donde, según los mitos, apoyó a los griegos, aunque también ayudó al héroe troyano Eneas a escapar tras el asedio de la ciudad.
Por otro lado, si uno prefiere fijarse en dioses más desconocidos, puede encontrar a Yam en Canaan. Se trata de un dios del mar, aunque también es visto como una deidad semítica de las tempestades y del caos, probablemente como representación del carácter implacable de este entorno. Su culto rivalizaba con el del dios Baal (asociado a la fertilidad y al clima), hermano de Yam y, junto a este, hijo del dios El.
Por último, si uno viaja al mundo nórdico, es imprescindible pararse a admirar la figura de Njörðr, dios de la tierra fértil, la costa del mar y la navegación. Es el esposo de Skaði (diosa del invierno) y padre de Frey y Freyja y, según los poemas, forma parte de los supervivientes del Ragnarok.
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